UNA BUENA:
Paseando por el mercado negro, presencié cuando unos pescadores vaciaban los desperdicios de pescado en un carro, lo cual era el momento oportuno para tomarle fotografías a las numerosas gaviotas que volaban presurosas para tomar un trozo y huir apresuradamente.
UNA MALA:
Desafortunadamente permanecí demasiado tiempo y fui "bautizado" sobre mi cabeza, hombro y una parte de mi cámara fotográfica con una líquida y fétida descarga intestinal.
Mi esposa, Alma se orinaba de la risa, gajes del oficio.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
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